Los aforismos de Garuda fluyen con frescura y claridad. Como un pequeño arroyo de montaña. Su sonido a veces nos hace sonreír, a veces nos deja pensativos o nos provoca cuestionarnos los caminos habituales del ego. Casi nunca nos dejan indiferentes. Escribe desde un lugar de espontáneas inspiraciones. El lugar de conciencia y amor en el que habita. Sus años como terapeuta, con grandes figuras como Alexander Lowen o Stanislav Grof quedaron atrás. Sus experiencias junto a muchos maestros espirituales abonaron su semilla. Así, un día floreció su ser eterno. Un lugar que Garuda describe como de “no infelicidad permanente”. Desde allí nos comparte su inspiración.

Casitodoelmundo Está Chiflado es su primer libro que se publica en castellano.